Es verdad que los libros de Torres Queiruga no me han gustado especialmente, como también es verdad que no me ha terminado de convencer el intento que ha hecho de comprender lo que significa el concepto de "saudade" o morriña tan vinculado a los gallegos y que, por lo tanto, a mí tanto me interesa (más si cabe tener en cuenta la clara vinculación que tiene este concepto con lo que significa el blues). Lo que no puede cuestionar nadie que tenga un mínimo de juicio es la seriedad del trabajo de un pensador con una trayectoria tan larga como la que él tiene. ¿Por qué entonces la Iglesia se empeña en condenar su trabajo?
El caso de Queiruga no es un caso aislado. En los últimos años Hans Küng ha sido uno de los más ruidosos de entre los más reputados teólogos que se muestran discrepantes respecto a las doctrinas oficiales impuestas por la Iglesia católica, Queiruga sólo es el último de una larga lista. ¿Qué sucede entonces para que tantos pensadores de prestigio sean denostados de esta forma por la Iglesia?
Ya ha habido quién ha asociado este mismo problema con el que tuvo Servet hace cinco siglos y que tiene como origen a personas decididas a situarse en posturas inamovibles y no dialogantes. Una vez que la Iglesia ha establecido lo que es el dogma ha demostrado que cualquier seria discrepancia que se tenga con ella sólo trae como respuesta la negación, no se llega al diálogo. Un conservadurismo extremo que reniega de cualquier pensamiento que le resulte amenazador, aunque Queiruga haya manifestado que en su pensamiento “[…] jamás he cuestionado la interpretación tradicional de alguna verdad de la fe. Siempre he buscado una alternativa constructiva"
Precisamente en estos días en los que se cumple el aniversario de la retractación que tuvo que hacer Galileo frente a la Iglesia católica nos encontramos con un proceso instigado de nuevo por la Iglesia en el que ellos interpretan que Queiruga se ha desviado de lo que es el dogma a través de sus escritos. No podemos olvidar que la teología constituye un importante apoyo para la fe de muchas personas y, por lo tanto, teólogos tan respetados como este suponen mucho más que simples teorías que permanecen almacenadas en los libros. ¿Qué pretende entonces la Iglesia? ¿Realmente pretende discernir lo que está de acuerdo con la fe o lo que no se separa de la posición que ella se ha creado?
Queiruga ha demostrado querer evitar las confrontaciones (tanto antes como ahora) y únicamente se muestra interesado por continuar su trabajo evitando las polémicas, sin embargo parece que las polémicas le acaban rondando. Si ya fue marginado de la enseñanza de la teología, ahora parece que le “toca” recibir una nueva condena mientras ejerce como profesor en la facultad de filosofía de Santiago de Compostela y sigue trabajando en sus estudios sobre el problema del mal. Justamente hace unos pocos días se cumple el aniversario de la retractación de Galileo ante la Iglesia por sostener que la tierra gira en torno al sol. Parece que los tiempos no hayan cambiado demasiado.
El caso de Queiruga no es un caso aislado. En los últimos años Hans Küng ha sido uno de los más ruidosos de entre los más reputados teólogos que se muestran discrepantes respecto a las doctrinas oficiales impuestas por la Iglesia católica, Queiruga sólo es el último de una larga lista. ¿Qué sucede entonces para que tantos pensadores de prestigio sean denostados de esta forma por la Iglesia?
Ya ha habido quién ha asociado este mismo problema con el que tuvo Servet hace cinco siglos y que tiene como origen a personas decididas a situarse en posturas inamovibles y no dialogantes. Una vez que la Iglesia ha establecido lo que es el dogma ha demostrado que cualquier seria discrepancia que se tenga con ella sólo trae como respuesta la negación, no se llega al diálogo. Un conservadurismo extremo que reniega de cualquier pensamiento que le resulte amenazador, aunque Queiruga haya manifestado que en su pensamiento “[…] jamás he cuestionado la interpretación tradicional de alguna verdad de la fe. Siempre he buscado una alternativa constructiva"
Precisamente en estos días en los que se cumple el aniversario de la retractación que tuvo que hacer Galileo frente a la Iglesia católica nos encontramos con un proceso instigado de nuevo por la Iglesia en el que ellos interpretan que Queiruga se ha desviado de lo que es el dogma a través de sus escritos. No podemos olvidar que la teología constituye un importante apoyo para la fe de muchas personas y, por lo tanto, teólogos tan respetados como este suponen mucho más que simples teorías que permanecen almacenadas en los libros. ¿Qué pretende entonces la Iglesia? ¿Realmente pretende discernir lo que está de acuerdo con la fe o lo que no se separa de la posición que ella se ha creado?
Queiruga ha demostrado querer evitar las confrontaciones (tanto antes como ahora) y únicamente se muestra interesado por continuar su trabajo evitando las polémicas, sin embargo parece que las polémicas le acaban rondando. Si ya fue marginado de la enseñanza de la teología, ahora parece que le “toca” recibir una nueva condena mientras ejerce como profesor en la facultad de filosofía de Santiago de Compostela y sigue trabajando en sus estudios sobre el problema del mal. Justamente hace unos pocos días se cumple el aniversario de la retractación de Galileo ante la Iglesia por sostener que la tierra gira en torno al sol. Parece que los tiempos no hayan cambiado demasiado.
Muchos católicos que se encuentran dentro de la Iglesia opinan de esta manera. En Euskadi supuso un escándalo la prohibición por parte del vaticano a Jon Sobrino de dar clase en cualquier centro católico. También se ha criticado con dureza a Pagola que ha escrito un libro sobre Jesús que se ha convertido en un superventas sin precedentes en un texto de esta temática.
ResponderEliminarYo opino que la curia persigue sin ningún disimulo a los teólogos de la Liberación, utilizando excusas teológicas cuando lo que persiguen en realidad es el enfoque social de la práctica de su religión. Las bases, que aquí son muy activas, e incluyo también a los sacerdotes, se están alejando continuamente de la jerarquía. Aquí ofrecen un compromiso social y una cercanía que nada tienen que ver con el estilo de Ratzinger. visto desde fuera, no me sorprendería que en el futuro hubiera un cisma o algo parecido porque me resulta casi imposible que puedan convivir en un mismo Credo posturas tan distantes como la de los Legionarios de Cristo y la de los Teólogos de la Liberación, por poner un ejemplo.
Saludos.
Al contrario. Precisamente lo que garantiza a la Iglesia la supervivencia (lleva unos cuantos de siglos, ¿eh?, y contando) es la capacidad de adaptación que tiene debido a la heterogeneidad de credos o, al menos heterogeneidad de interpretaciones. El éxito en oficializar un Credo único será el día en que murió la Iglesia.
ResponderEliminarDudo mucho que en el Vaticano no lo sepan, de lo contrario ya habría sido erradicado lo "no oficial".
Bluesman, en Palma tenemos un ejemplo también llamativo de las desavenencias de la jerarquía con las bases, digamos, si quieres un día lo hablamos: Jaume Santandreu. Yo hablé con él hace poco (teníamos un amigo común que murió hará un par de años). Si buscas algo por el google verás que se ha hecho de notar.
ResponderEliminarDizdira: Es evidente que el trabajo de muchos teólogos denostados oficialmente por la Iglesia es de mucho valor. Aunque desconozco lo fundamental de estas motivaciones imagino que es más que verosímil lo que tú comentas.
ResponderEliminarLo curioso del conservadurismo es que por sistema tiene de a ir varios pasos por detrás del trabajo que se desarrolla en la época de turno. Pero fijarse en estas posturas no obliga a ser necio. Posiblemente eso sea lo que haga que puedan estar tomando nota de reojo del trabajo que otros hacen.
CogiendoFlores: Si se mira a lo largo de la historia no creo que la capacidad de adaptación sea una de las principales virtudes de la Iglesia. Sin ir más lejos hoy en día todavía están pidiendo disculpas por los pecados de hace varios siglos. Posiblemente dentro de varios siglos las pidan de nuevo por los que hacen ahora.
Yo también imagino que en las jerarquías más altas tienen que tener conocimiento. No creo que lleguen hasta ese punto de mal funcionamiento.
Saludos para ambos.
Rafael:
ResponderEliminarA Santandreu lo he seguido lo que he podido, aunque haya podido poco (fundamentalmente algunas entrevistas y el documental de Can Gazá).
Desconozco si hay "parte teórica", pero en cuanto a la humana parece ser que él se describe como un "marginado" y eso hace que quiera estar con los que estima que son de su condición, los marginados. Imagino que ahí puede estar una parte del conflicto.
Por otra parte algo que supongo que no ha sentado nada bien a la Iglesia es la revelación de su vida y su condición. En realidad esto último no hace nada más que hablar bien de él ya que es un claro signo de madurez como persona.
Un abrazo.