Cuando la ciencia funciona como una religión

Si en épocas pasadas la religión proveía de una cierta seguridad a los individuos de una sociedad, en la época moderna la situación es distinta. Se sigue necesitando algún marco firme en el que buscar apoyo pero ahora es principalmente la ciencia la que ha recogido el testigo. Obviamente no es el único referente, pero es el que se ha consolidado con mayor fuerza en occidente.
El vacío ideológico que ha dejado la marcha de la religión en la sociedad ha encontrado un tapón que cierre ese boquete en una disciplina que no está preparada para ello, fundamentalmente porque no es ese su objetivo. La ciencia ofrece una aparente seguridad bajo la objetividad de sus datos o bajo unas verdades que científicamente pasan por estar demostradas/justificadas y que socialmente están consideradas como incuestionables. Además tampoco hay que olvidar que tienen el enorme atractivo del inmediato progreso técnico que conlleva. ¿Qué le falta entonces a la ciencia para justificar el papel que se le ha otorgado? Principalmente encontrar respuestas a problemas existenciales. Por mucho que la ciencia se retrotraiga buscando el origen del universo en un supuesto big bang no puede pasar de mirar su objeto de estudio desde la superficie y, lo que es peor, desde lo contrario de lo que más presume, desde la incertidumbre. No olvidemos que en realidad la ciencia basa sus presupuestos en verdades indemostradas, o lo que es lo mismo, establece un origen como podría haber establecido otro cualquiera extrayendo entonces diferentes conclusiones. De la misma manera podemos cambiar el sentido y, en vez de mirar hacia atrás, mirar hacia adelante. Si la ciencia no puede dar una respuesta al origen de la existencia tampoco puede darla a su desaparición, no puede explicar realmente lo que significa la muerte.
Al menos en cuanto al mundo occidental hoy en día la ciencia ha asumido socialmente el papel de religión. Amparándose en la citada inmediatez y atractivo de sus resultados se ha elevado hasta una categoría que la hace ser el referente de nuestra vida al tiempo que se ha traspasado el poder de los antiguos sacerdotes a sus más destacados representantes. Entonces vemos que el sistema bajo el que la sociedad ha funcionado para buscar justificaciones simplemente responde al mismo esquema subyacente sin preocuparse de lo legítimo de su objeto.
Retomando lo inapropiado de esta maximización de la ciencia sólo podemos pensar en nefastas consecuencias. Una de las más evidentes es el mal llamado “ateísmo” con el que se identifica la mayoría de la gente en una sociedad que toma a la ciencia como eje. Y quiero remarcar que la denominación más apropiada no parece ser la de ateo, sino que ésta es sólo una palabra para esconder la verdadera carencia de valores que se encuentra detrás. Declararse ateo (cosa que no es tan fácil) es entonces la solución más rápida para eludir los problemas existenciales en beneficio de las ventajas materiales. Sin duda un mal cambio.

4 comentarios:

  1. No puedo estar más de acuerdo contigo. Además, el tema que has planteado suele ser recurrente en mi entorno. Por lo que he comprobado, existen personas que se declaran ateas, cuya arreligiosidad es fruto de una larga reflexión y que han sido capaces de dotarse de una moral autónoma y un sistema de valores, pero me temo que son una minoría. El resto, vacila entre la deificación de lo técnico y la superchería generadora de dependencia. Un ejemplo de lo primero, sería el hecho de intentar acabar con el hambre en el mundo mediante la devastación transgénica en lugar de operar cambios estructurales que terminen con la desigualdad del reparto de alimentos. Un ejemplo de lo segundo lo formarían personas que se burlan de cualquier práctica religiosa mientras acuden de forma compulsiva a consultas de tarot o a curanderos milagrosos.
    Saludos.

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  2. Es que glorificar a la ciencia no deja de ser una forma de renunciar a la realidad en beneficio de algo ajeno. Teniendo en cuenta lo aberrante de justificar la existencia desde unos presupuestos como eses resulta bastante coherente que se repita el esquema de renunciar a contruir (o comprender) el propio destino en beneficio de algo ajeno, por ejemplo cualquier falso vidente.

    Emplear la ciencia de este modo además deforma el carácter de la persona. Se tienden a perder de vista otros puntos de referencia en beneficio de una supuesta omnipotencia de la ciencia a la que se termina viendo como el gran "maná" que todo lo resuelve (al fin y al cabo una visión pseudoreligiosa). De ahí la manía de resolver todo desde esa perspectiva. Simplemente es una orientación creada del carácter que se satisface regocijándose en ella misma. Un ejemplo podría ser el que citas de obsesionarse con transgénicos (de los que ni saben las consecuencias que tendrán) cuando ya hace tiempo que el hombre ha producido suficientes recursos como para que no hubiese nadie que pasase hambre.

    Saludos.

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  3. Buenas. Me ha gustado mucho esta entrada. La leo desde el punto de vista del ateo, además soy "cientificista".
    El hecho de que se esté convirtiendo a la ciencia en una "religión" es una señal muy mala para la ciencia. Muchos científicos saben dónde están, sobre la levedad del conocimiento obtenido por el método científico, saben que sus teorías y sus datos serán refutadas y reinterpretados en un futuro más o menos cercano, dependiendo de lo buena que sea la teoría y robustos los datos. El problema radica en dos puntos:
    -La gente "común" que no ha sabe de epistemología, toma los datos y las teorías como ciertos, y luego es difícil, si se cree la teoría y no los datos, cambiarle de parecer.
    -Los científicos sienten "apego" por sus teorías, lo cual les lleva a estar sesgados respecto a ellas. Esto se suple con que debería haber científicos que no sientan tal apego, y se dediquen a refutarlas, pero esto no ocurre siempre.

    Por ejemplo, mi profesora de "Metodología de la investigación en psicología", despotricaba contra Feyerabend y su "anarquismo epistemológico", porque evidentemente ella no investiga tratando de demostrar teorías contrarias a las que hay "vigentes", es costoso y poco agradecido, además, corres el riesgo de que te hagan el vacío. Así que ella obvia sus intereses personales creyendo que la metodología tradicional es la leche y que su vision de la psicología mola (en lugar de intentar obtener conocimiento novedoso).

    Pese a todos los fallos que tienen estos sistemas, no podemos olvidar sus virtudes. La ciencia debe expulsar a la religión de su mundo. Explicar todo lo que se pueda del Big Bang es cuestión de la ciencia, y aunque ahora no pueda explicarlo, debe poner un interrogante sobre el por qué de ese Big Bang, y si nunca va a poder explicarlo, al menos debe velar porque ese interrogante siga ahí. Dejar resquicios a la fe implica renunciar a toda la racionalidad, también teniendo "fe" en la ciencia, dando valor de dogma al conocimiento obtenido.
    La ciencia explica la muerte, se conocen los procesos celulares, químicos, y se sabe el valor que tiene esta para los ecosistemas, morirse es bueno para la especie. La ciencia explica el significado de la muerte, lo que pasa es que mucha gente no quiere escuchar esas palabras.

    Reitero que me ha gustado la entrada.
    Un saludo

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  4. Hola Raulillo.

    Yo también creo que mirándolo desde el punto de vista de la ciencia ésta tiende a salir perdiendo en este problema.

    De todas formas la ciencia sirve para lo que sirve. No puede alcanzar conocimiento sobre ella misma porque no justifica sus axiomas, simplemente los establece y los desarrolla. Ahí ya habría que saltar a otra disciplina, por ejemplo a la filosofía de la ciencia.

    Además, parafraseando unas menciones que me han hecho sobre esto, digamos que la ciencia puede decirte que la vida es algo que nace, crece, se reproduce y muere, pero no puede decirte el por qué, únicamente describe el proceso. Del mismo modo la ciencia podría llegar a una explicación sobre el big bang pero no diría el por qué, o si el big bang es el comienzo no podría explicar lo que habría antes. Esas preguntas las intentan abarcar la religión, la filosofía,etc... pero la ciencia se queda en la causalidad, no en el por qué de esa causalidad.

    Los vicios que describes del ámbito científico me parecen, por lo que conozco, de lo más acertados. Sorprendentemente en un lugar que supuestamente está presidido por la lógica aparecen muchas motivaciones que poco tienen que ver con ella.

    Gracias y saludos.

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