Este pasado verano, durante el festival de cine de Sarajevo, Mickey Rourke volvió a reafirmarse públicamente en sus convicciones religiosas. Quizás dijo algo más a las claras lo que hace ya años viene contando de una forma o de otra aunque dio algún detalle más, pero desde luego este tema no es nuevo. Sin embargo, aprovechando el tirón de una estrella cinematográfica, han aparecido multitud de crónicas buscando sacar partido del tema. Generalmente proceden de medios de comunicación religiosos que, intentando aprovechar el efecto halo que emanan personajes públicos, lo utilizan para justificarse a sí mismos. Otro problema que suele haber en las crónicas es la falta de conocimiento sobre el tema y, lo que es peor, ni siquiera un mínimo de sentido común. Seguro que todos los que tengamos interés por algún tema que no sea mayoritario nos hemos quedado sorprendidos al ver la cantidad de disparates que un periodista puede decir sobre un tema del que no tiene un mínimo conocimiento, ni sobre el que se ha tomado ninguna molestia para no abrir la boca sobre algo que no conoce. Intentaré no caer en los mismos vicios.
Philip Andre Rourke, que es su nombre real, decidió pronto hacerse llamar Mickey en referencia a sus orígenes irlandeses. Sabiendo la importancia que el catolicismo tiene en esa tierra y en esa cultura se puede calcular que es probable que algo de herencia religiosa le haya quedado proveniente de esos lugares. Sin embargo lo que parece mucho más clave en la vida de Rourke es el sufrimiento. El sufrimiento que, según él mismo ha confesado, comenzó en su vida a muy temprana edad. Su padrastro, policía para más señas, les daba constantes y brutales palizas, a él, a sus hermanos y a su madre. Fruto de esto Mickey desarrolló una agresividad que pudo canalizar en parte a través del boxeo. No se puede pasar por alto que, pese a que sea conocido casi exclusivamente por su faceta en la interpretación, Mickey es tan boxeador como actor. Sin embargo el sufrimiento es una raíz que tiene más ramas que la agresividad. Fruto de este origen Rourke también ha desarrollado un temperamento altamente inestable con frecuentes tendencias suicidas y autodestructivas (me resulta especialmente interesante la vez que se amputó adrede el dedo meñique porque se había cansado de él).
Con una personalidad como ésta Mickey ha buscado soluciones a sus fantasmas a través de distintos caminos. La interpretación, el tratamiento psiquiátrico, la relación de pareja,… incluso la religión. Sobre la religión ha llegado a declarar: “Si no fuera católico me habría volado los sesos.”. Esto es porque la religión le ha proporcionado una vía en la que poder superar sus miedos y sus conflictos existenciales. Le ha ofrecido encontrar lo que ninguna otra cosa le podía dar, la fe. “. […] yo no soy un santo, pero tengo una fe firme.” ha llegado a decir sobre sí mismo.
Fe, que es creer en lo que no se puede esperar, es uno de los temas repetidos en el trabajo de Rourke. En “Harley Davidson and the Marlboro man” (1991) su personaje tiene una intensa charla sobre Dios con un amigo. Piensa que debe de haber “algo mejor que todo esto”, que Dios debe de estar en algún sitio y que le gustaría hablar con él (cosa que recuerda bastante al protagonista de “El séptimo sello” que también necesita y quiere que Dios le hable). En "F.T.W.” (1994) su personaje regala a su novia un rosario del patrón de los desamparados ya que la condición de la chica también es de desamparada. El regalo no solo tiene una connotación emotiva, también religiosa. Es un ruego de protección.
Podría pensarse que todo esto no es más que una serie de coincidencias que de igual manera se podrían encontrar en el trabajo de muchos otros actores sin que por ello tuviese nada que ver con la faceta religiosa. Lo que sucede es que Rourke, pese a no ser director, siempre está redefiniendo sus personajes. Es decir, le pueden ofrecer un papel, pero antes de interpretarlo ya lo ha modificado a su gusto. Además las referencias religiosas no son aisladas. A mi modo de ver hay coherencia entre todas ellas.
Quizás la referencia más llamativa es la que hay a lo largo de casi todo el film “A prayer for the dying” (“Requiem por los que van a morir”). Esta película tiene multitud de paralelismos con los episodios de la vida real de Rourke con el Padre Pete Colapietro. Mickey ha declarado que ve frecuentemente a Colapietro, que este hombre le ha orientado en su vida y que le ha dirigido para orar. Así se expresa Rourke: “Mi párroco es de ese tipo de sacerdotes italianos de Nueva York muy humanos y naturales. Bajamos a su sótano y abre una botella de vino... Fumamos un cigarrillo y yo me confieso, y después él me envía escaleras arriba para rezar un Ave María.” […]el Padre Pete me condujo de vuelta al buen camino" . El personaje en el film, un terrorista del IRA arrepentido, también entabla relación con un sacerdote de una pequeña parroquia. Un sacerdote con una historia peculiar de violencia que ha sabido dejar atrás y que se convierte en el interlocutor idóneo para que Martin Fallon, el personaje interpretado por Rourke, pueda liberarse de los sentimientos de culpa que le torturan y obtener el perdón de lo único que le puede perdonar a esas alturas, Dios.
Creo que siendo un poco observador se puede calcular que la trayectoria de Rourke con la religión, al contrario de lo que muchas crónicas recientes parecen querer presentar, es larga y además poco ortodoxa. No ha aparecido por generación espontánea ni es el resultado de una vida supuestamente dedicada casi en exclusiva a las drogas.
El vídeo que está a continuación es un fragmento de la película “A prayer for the dying” en él que aparece Fallon (Rourke) y el Padre Da Costa (Bob Hoskins). Aquí Fallon comienza a exponer sus traumas a Da Costa buscando lo que no espera encontrar, el perdón. Siento no haber podido encontrar la escena con subtítulos en castellano.
Philip Andre Rourke, que es su nombre real, decidió pronto hacerse llamar Mickey en referencia a sus orígenes irlandeses. Sabiendo la importancia que el catolicismo tiene en esa tierra y en esa cultura se puede calcular que es probable que algo de herencia religiosa le haya quedado proveniente de esos lugares. Sin embargo lo que parece mucho más clave en la vida de Rourke es el sufrimiento. El sufrimiento que, según él mismo ha confesado, comenzó en su vida a muy temprana edad. Su padrastro, policía para más señas, les daba constantes y brutales palizas, a él, a sus hermanos y a su madre. Fruto de esto Mickey desarrolló una agresividad que pudo canalizar en parte a través del boxeo. No se puede pasar por alto que, pese a que sea conocido casi exclusivamente por su faceta en la interpretación, Mickey es tan boxeador como actor. Sin embargo el sufrimiento es una raíz que tiene más ramas que la agresividad. Fruto de este origen Rourke también ha desarrollado un temperamento altamente inestable con frecuentes tendencias suicidas y autodestructivas (me resulta especialmente interesante la vez que se amputó adrede el dedo meñique porque se había cansado de él).
Con una personalidad como ésta Mickey ha buscado soluciones a sus fantasmas a través de distintos caminos. La interpretación, el tratamiento psiquiátrico, la relación de pareja,… incluso la religión. Sobre la religión ha llegado a declarar: “Si no fuera católico me habría volado los sesos.”. Esto es porque la religión le ha proporcionado una vía en la que poder superar sus miedos y sus conflictos existenciales. Le ha ofrecido encontrar lo que ninguna otra cosa le podía dar, la fe. “. […] yo no soy un santo, pero tengo una fe firme.” ha llegado a decir sobre sí mismo.
Fe, que es creer en lo que no se puede esperar, es uno de los temas repetidos en el trabajo de Rourke. En “Harley Davidson and the Marlboro man” (1991) su personaje tiene una intensa charla sobre Dios con un amigo. Piensa que debe de haber “algo mejor que todo esto”, que Dios debe de estar en algún sitio y que le gustaría hablar con él (cosa que recuerda bastante al protagonista de “El séptimo sello” que también necesita y quiere que Dios le hable). En "F.T.W.” (1994) su personaje regala a su novia un rosario del patrón de los desamparados ya que la condición de la chica también es de desamparada. El regalo no solo tiene una connotación emotiva, también religiosa. Es un ruego de protección.
Podría pensarse que todo esto no es más que una serie de coincidencias que de igual manera se podrían encontrar en el trabajo de muchos otros actores sin que por ello tuviese nada que ver con la faceta religiosa. Lo que sucede es que Rourke, pese a no ser director, siempre está redefiniendo sus personajes. Es decir, le pueden ofrecer un papel, pero antes de interpretarlo ya lo ha modificado a su gusto. Además las referencias religiosas no son aisladas. A mi modo de ver hay coherencia entre todas ellas.
Quizás la referencia más llamativa es la que hay a lo largo de casi todo el film “A prayer for the dying” (“Requiem por los que van a morir”). Esta película tiene multitud de paralelismos con los episodios de la vida real de Rourke con el Padre Pete Colapietro. Mickey ha declarado que ve frecuentemente a Colapietro, que este hombre le ha orientado en su vida y que le ha dirigido para orar. Así se expresa Rourke: “Mi párroco es de ese tipo de sacerdotes italianos de Nueva York muy humanos y naturales. Bajamos a su sótano y abre una botella de vino... Fumamos un cigarrillo y yo me confieso, y después él me envía escaleras arriba para rezar un Ave María.” […]el Padre Pete me condujo de vuelta al buen camino" . El personaje en el film, un terrorista del IRA arrepentido, también entabla relación con un sacerdote de una pequeña parroquia. Un sacerdote con una historia peculiar de violencia que ha sabido dejar atrás y que se convierte en el interlocutor idóneo para que Martin Fallon, el personaje interpretado por Rourke, pueda liberarse de los sentimientos de culpa que le torturan y obtener el perdón de lo único que le puede perdonar a esas alturas, Dios.
Creo que siendo un poco observador se puede calcular que la trayectoria de Rourke con la religión, al contrario de lo que muchas crónicas recientes parecen querer presentar, es larga y además poco ortodoxa. No ha aparecido por generación espontánea ni es el resultado de una vida supuestamente dedicada casi en exclusiva a las drogas.
El vídeo que está a continuación es un fragmento de la película “A prayer for the dying” en él que aparece Fallon (Rourke) y el Padre Da Costa (Bob Hoskins). Aquí Fallon comienza a exponer sus traumas a Da Costa buscando lo que no espera encontrar, el perdón. Siento no haber podido encontrar la escena con subtítulos en castellano.
No estaba al tanto de las creencias de Rourke pero, como siempre, las noticias imagino que serán sensacionalistas para vender más. Desconozco este caso pero, como dices, es raro que las inquietudes religiosas surjan por generación espontánea. Si es verdad que un cura le ayudó con su adicción seguramente es porque él ya tendría cierta predisposición a ello. Hay decenas de sectas y grupos que prometen ayuda a esta gente. Y si esa gente es un celebérrimo artista de Hollywood, es de suponer que habría tortas para "ayudarle."
ResponderEliminarEn las tendencias religiosas, como en tantas otras cosas, se pueden dar bandazos pero, normalmente resultan de la evolución de un poso que siempre ha existido aunque no hayamos sido conscientes de él hasta llegar a un momento concreto.
Lamento no haber entendido bien el fragmento de la peli. Me cuesta entender el inglés hablado y hay cosas que se me han escapado, aunque creo haber captado el sentido general.
Saludos.
Ufff ... siento lo haber podido encontrar en castellano el fragmento y me da mucha rabia que te hayas tomado la molestia en estas condiciones.
ResponderEliminarEs una escena corta. Al principio aparece Da Costa y Ana, su sobrina. Aunque Da Costa está reticente a perdonar a un asesino Ana le recuerda que él mismo procede de un pasado de violencia ya que se unió al ejército buscando "acción" (después hay otra escena en la que se verá el carácter violento de Da Costa). Cuando están en la iglesia Fallon sube al púlpito porque necesita "confesar" su tragedia personal (aunque también sea un gesto irónico). Su tragedia que es darse cuenta que cada vez que apretaba el gatillo en realidad se disparaba a sí mismo. Luego viene a decir que luchaba por una causa pero que ya no importan las causas porque tampoco hay por lo que vivir. El comienzo del "discurso" también me encanta. Creo que decía algo así como "Fundamentalmente todos estamos solos". Lo que ya da el tono de lo que vendrá detrás.
La película es una de mis favoritas pero el libro homónimo de Jack Higgins en el que se basa la historia tampoco desdemerece nada.
Muchas gracias y saludos
Gracias a tí por tu explicación y no te preocupes porque me obligas a esforzarme. Lo mío no tiene perdón: viví en Londres un par de años y llegué a tener un nivel bastante bueno, pero, entre que no lo practico y que he comenzado a estudiar otros idiomas, he conseguido olvidar bastante el inglés y no prosperar en ninguno de los otros... así que un desastre.
ResponderEliminarIntentaré hacerme con la peli.
Saludos.
Es típico. A mí también me ha sucedido. Lo que no se practica se acaba atrofiando. Es ley de vida.
ResponderEliminarAhora que veo mi comentario anterior creo que debo de estar también bastante atrofiado. Está lleno de erratas o de algo peor.
Saludos
Seguramente existiran conversiones milagrosas pero en general es una semilla que llevamos adentro y germina mas o menos rapido.Saludos
ResponderEliminarLo curioso es cómo llega la semilla a ponerse ahí. O quizás está siempre aunque no se vea.
ResponderEliminarSaludos