Charlas de José María Castillo (teólogo): 3ª "El Evangelio y los Derechos Humanos" (28 de Enero del 2010)

Jose María Castillo
Se muestra aquí, íntegramente y en vídeo (una hora de duracción), la última charla de esta serie de tres conferencias que ofreció José María Castillo. Corresponde al día 28 de enero del año 2010. Este día tuvo la peculiaridad de que el tiempo que quedó asignado a las preguntas de los asistentes fue algo mayor que el de los dos primeros días y quizás estuvo aquí el motivo de que alguna de las preguntas fuese en un tono más distendido.
En este turno de preguntas me resultó especialmente llamativo el comentario que hizo uno de los asistentes aludiendo a la “confesión” de Castillo del día anterior sobre los años en que padeció dos depresiones. Si bien es cierto que fundamentalmente resulta encomiable que una persona tenga el coraje de revelar algo que no todo el mundo es capaz de confesar, también es verdad que al mismo tiempo ello parece hacer suponer de forma colateral un pequeño atisbo de vanidad. No porque fuese así originalmente, sino porque quizás la situación de “privilegio” de un orador no hace que sea un lugar idóneo para pronunciarse de esta manera. En cuanto a esto lo negativo vendría de que implícitamente se da a entender que los sufrimientos padecidos por el ponente fuesen más relevantes que el del común de las personas. Estoy seguro que ésta no fue la intención de Castillo, pero quizás su modo natural de hablar pudo hacerle olvidar su situación de orador. En este sentido, no sólo Castillo impartió lecciones con sus palabras y su ejemplo, quizás también pudo obtener otra pequeña lección respecto a este tema por parte de su interlocutor (segundo vídeo, minuto 17 aprox.). Después de todo siempre debemos de encontrarnos en disposición de aprender de cualquier persona.

Parte 1

Sobre la conferencia, que tuvo como título “El Evangelio y los derechos humanos”, hay que decir que buena parte de lo citado en este día procede del libro “La Iglesia y los derechos humanos” escrito por el propio José Mª. Sin olvidar que resulta casi imprescindible la lectura del libro para una mejor compresión de este tema hago a continuación un pequeño resumen de la conferencia. Como todo lo citado se encuentra en los dos vídeos incluidos en esta entrada cualquiera que lo desee puede terminar aquí la lectura del artículo y pasar a visualizar los vídeos sin temor a perder nada de lo que allí se dijo.

Parte 2

En opinión de Castillo los derechos humanos son, desde un punto humanitario y jurídico, el logro más importante de la modernidad. Además de que tal como se encuentran en la declaración universal aprobada por Naciones Unidas del diez de diciembre de 1948 (entonces declaración de intenciones y no documento jurídico) no son otra cosa que la formulación laica y prolongación lógica del espíritu del Evangelio. Incluso se puede decir que en algunas cuestiones van más allá del Evangelio. No es esto así porque en el Evangelio se plantee una ética más superficial, sino porque se concreta en cuestiones fundamentales que afectan a la vida de los seres humanos.
Esta declaración no parte de la nada ya que tiene sus raíces en el S. XVIII. Incluso se podría decir que sus orígenes son anteriores a la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano que hizo la Asamblea Nacional de Francia en 1789 ya que en la constitución de Estados Unidos cuaja una primera formulación que se concretiza en el primer modelo inspirador. Finalmente, después de innumerables resistencias (especialmente por parte de la Iglesia), esta serie de esfuerzos se ven plasmados en la declaración de 1948. Lo característico de estas aspiraciones de igualdad, dignidad y derechos es que ha ido creciendo en los seres humanos desde la Ilustración produciendo un doble fenómeno. Para empezar es una aspiración creciente ya que abarca cada vez más campos (se invocan como motivo para la gestión económica, jurídica, etc...) y, en segundo lugar, se da el proceso de que a medida que crece la estima de los derechos humanos decrece de forma proporcional el interés por la Iglesia.
Castillo tiene el convencimiento que los que los Derechos Humanos tienen una clara inspiración Evangélica. Es por eso que no ha sido casualidad que la formulación definitiva se haya realizado bajo el influjo de la tradición cristiana en Occidente. De igual manera la primera constitución norteamericana estuvo decisivamente influenciada por el pensamiento cristiano. Lo curioso es que cuando este movimiento reivindicativo de los Derechos Humanos comienza a cuajar en 1789 es el papa Pío VI el que tiene un pronunciamiento contrario a causa de que percibió en esta formulación una amenaza al derecho divino y alegó que los derechos humanos no se pueden sobreponer a este derecho divino. Desde entonces la Iglesia dejó de lado este tema a base de ignorarlo al tiempo que diversos papas hacían declaraciones contrarias a lo que quedaría establecido en la declaración de los Derechos Humanos. Ya León XIII (1810-1903) había dicho que la desigualdad entre los seres humanos es por voluntad divina, es decir que Dios quiere que seamos desiguales. Pio XII, dos semanas después de la aprobación de la declaración de los derechos humanos, no hizo mención en el tradicional discurso de Navidad. Con Juan XXIII comenzó a verse un cambio de posicionamiento al ser el primer papa comenzó a hablar de este asunto y luego Pablo VI y Juan Pablo II también mostrarán actitudes más favorables pero los pactos previos a la declaración de los Derechos Humanos, que fueron firmados por los miembros de Naciones Unidas y por los Estados asociados, no lo fueron por la Santa sede. De hecho siguen sin firmarlos hasta el día de hoy, como tampoco se ha firmado las más de 115 declaraciones, convenios y protocolos sobre derechos humanos. Únicamente se ha llegado a suscribir una mínima proporción que se sitúa en torno a un número de trece o catorce. Por ejemplo, no ha firmado la prohibición de la pena de muerte, la prohibición de la tortura, la prohibición de los genocidios, etc… Esto es así porque todos se basan en la igualdad de dignidad y derechos de todos los seres humanos, mientras que la Iglesia católica ha hecho una teología contraria a estos principios. Por ejemplo, las mujeres no tienen los mismos derechos que los hombres e incluso dentro de la Iglesia no existe igualdad ni entre los mismos hombres (en este caso estarían los clérigos que tienen unos derechos y una dignidad que no tienen los laicos). Termina pues siendo evidente que no se sabe contemplar la distinción de las diferencias entre las distintas personas y, por el contrario, se aprovecha esto para justificar las desigualdades. A causa de eludir esta máxima la moral que se propugna desde el catolicismo (por ejemplo respecto a lo que debe de ser la familia) no es la misma que se puede concluir desde los postulados de Naciones Unidas. Así sucede que no existe una igualdad de dignidad y derechos para los divorciados como para los que no lo son; para los homosexuales como para los que no lo son, etc… Al tiempo que también existen una serie de “intereses inconfesables”. Éstos son de tipo económico, como pueden ser los privilegios concedidos por algunos Estados. Un ejemplo de este caso se dio cuando Juan Pablo II, pese a hablar contra la pena de muerte cuando visitó Estados Unidos, no suscribió los convenios firmando contra ella ni quiso referirse a sí mismo con sus peticiones. Para este caso el motivo simplemente sería que era sabido por Roma que un posicionamiento así sería impopular en Estados Unidos y, por lo tanto, les crearía problemas. De similar manera existen otros “intereses inconfesables” referidos al tema de la enseñanza, en la manera de entender la familia, en la manera de entender la moral,..
Todo esto viene arraigado en la particularidad de ser un Estado que tiene la Iglesia. El papa, además de ser dirigente religioso es también jefe político, y ello acaba desembocando en que la Iglesia haya terminado acabando por organizarse bajo la estructura de una monarquía absoluta. Esta estructura volvió a quedar nuevamente remarcada cuando el 22 de febrero de 2001 el papa Juan Pablo II aprobó una constitución que dice que el sumo pontífice posee la plenitud de potestad sobre los tres poderes (legislativo, judicial y ejecutivo) que desde Montesquieu quedaron diferenciados y que además son la base del Estado de derecho. Sin embargo para el Vaticano estos poderes se encuentran reunidos en una sola persona, cosa que hace imposible una situación a la altura de un Estado de derecho. En este sentido los cristianos son como los “sin papeles”, ya que tienen que callarse porque ni siquiera pueden poner una denuncia con la situación existente.
Si todo esto se puede decir de la relación de la Iglesia había los laicos, de igual manera podemos ver una relación similar en el interior de Iglesia católica que también se haya al margen de la concesión de derechos. Se puede observar al leer los siguientes cánones:
En el canon 331 queda establecido que el papa tiene una potestad plena, absoluta, inmediata y universal. Es decir, como monarca absoluto tiene todo el poder y, por lo tanto, la relación que podrá establecer el resto de la población se hará conforme a la sumisión y no respecto al derecho.
En el canon 333 (párrafo tercero) se declara que no cabe apelación contra el papa. Esto le permite, por ejemplo, deponer a un obispo en cualquier momento sin necesidad de dar ningún tipo de explicaciones.
Bajo el canon 1404 queda ratificado que el papa no podrá ser juzgado por nadie. Con ello se va cerrando cualquier posible amenaza contra su autoridad absoluta.
Finalmente, en el canon 1172, queda establecido que el que recurra al Concilio Ecuménico o al Colegio Episcopal pidiendo apoyo en contra de una decisión del papa debe ser castigado, Un castigo que será siempre un tipo de censura y que concretará en la excomunión, en la suspensión (si es un clérigo), etc..
Por todo esto una institución en la que se predican los mandatos y no los derechos genera necesariamente una conciencia sumisa. Lógicamente con estos fundamentos la libertad se contempla como un peligro y termina por hacerse frecuente el fenómeno de las “dobles vidas”.

8 comentarios:

  1. Gracias de nuevo por tu trabajo de difusión de este interesante ciclo de conferencias.
    Sobre el asunto de lo apropiado o no de la "confesión" de Castillo, por un lado estoy de acuerdo en que tal vez esté fuera de lugar en el ámbito de una conferencia en la que el tema no es "Mi experiencia como sacerdote católico" sino la relación entre Iglesia Católica y Derechos Humanos. Pero por otro, quizá haya que perdonar las circunstancias vitales que tal vez le hayan llevado a adoptar ese tono de confesión personal..

    Sobre la conferencia en sí, a pesar del interés que poseen muchos datos que ha aportado sobre la actitud que la Iglesia ha mantenido y mantiene sobre los Derechos Humanos, estoy en desacuerdo con el fondo de sus planteamientos. Mi desacuerdo lo resumiría en tres puntos:
    1º No estoy de acuerdo con que la Declaración Universal de los DD.HH. sea una formulación laica y una prolongación del espíritu del Evangelio. El "espíritu del Evangelio", como queda patente a cualquiera que lo lea completo y sin preconcepciones -éste último creo que es el problema de Castillo- con respecto a los temas de ética social presenta varias peculiaridades:
    -Ese espíritu no es único, pues varía en función de las etapas redaccionales a las que estuvo sometido. La ética del evangelio de Lucas es muy distinta de la de Juan, y ambas los son de la de Marcos, por ejemplo.
    -Promueve una ética para la inminencia del fin de los tiempos, no pretende instaurar un modo de actuar para una sociedad que dure siglos y siglos. Por el contrario, el Corán y la Torá, aunque también creen en el fin de los tiempos, no piensan, como en los Evangelios, que ese final sea inminente. Por ello establecen una serie de normas por las que debe regirse la vida cotidiana.
    -Hay multitud de afirmaciones en los Evangelios que nada tienen que ver con los DD.HH. y que son incluso contradictorios con ellos. Lo mismo ocurre con el Corán o la Torá. Una cosa es decir que se debe intentar hacer compatibles los textos sagrados con los DD.HH. -actitud opinable, aunque legítima- y otra es pretender no solo que no hay ninguna contradicción entre ambos, sino que los DD.HH no son sino una formulación laica de los Evangelios. Esto es una barbaridad propia de alguien que hace proselitismo con métodos torticeros. También en Teología hay que ser intelectualmente honesto. La primera formulación de los DD.HH., tal y como los entendemos hoy, a la que se llegó en la época de la Ilustración, fue el producto de circunstancias sociales muy concretas -el ascenso al poder de la burguesía. Y bebe de fuentes muy varíadas, de entre las cuales los Evangelios es solo una de ellas.
    (sigue...)

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  2. (...sigue)
    2º No estoy de acuerdo con que la causa por la que la Iglesia se ha opuesto a los DD.HH. sea principalmente teológica y secundariamente debida a "oscuros intereses". Las teologías no las apoya la Iglesia porque sí, sino respondiendo a unos intereses y necesidades concretos de cada época. La oposición de los papas del XIX alos DD.HH. no era sino la oposición a un régimen político que eliminaba la mayoría de los privilegios que la Iglesia había ostentado durante siglos. Los oscuros o claros intereses son la causa fundamental y primera: las justificaciones teológicas surgen después.
    3º No estoy de acuerdo en considerar como una norma de obligado cumplimiento para una religión el suscribir la Carta de los DD.HH. de la ONU. En ese sentido, doy la razón a la Iglesia Católica -aunque ya sé que los motivos por los que no lo hace sopn los oscuros intereses de los que hemos hablado. Los DD.HH. son una institución de ámbito civil, de contenidos mucho menos universales e inequívocos de lo que parece a simple vista. Los actuales DD.HH. promulgados por la ONU, y que parecen presentarse como una especie de nueva Ley Sagrada, son antinómicos, dependen de intereses de clase, son hijos de su tiempo y quizá dentro de dos siglos nos parezcan tan aberrantes como ahora nos lo parece la discriminaci´´on de los homosexuales... Pero, sobre todo, no sirven absolutamente para nada, pues carecen en la realidad de cualquier carácter vinculante. Es el papel mojado más mojado de la historia y sus supuestos impulsores y defensores -la ONU- son los que más se encargan de limpiarse sus posaderas con él. Si yo fuera algo así como el presidente de un pais que tuviera capacidad para decidir sobre el tema, tampoco firmaría esa Carta de DD.HH., no porque pensara asi tener una justificación para no cumplirlos, ya que al fin y al cabo todos sus firmantes los incumplen- sino porque no querría ser partícipe de tamaña hipocresía.

    En cierto modo, los Evangelios están muy por debajo de los DD.HH. No hablan de igualdad entre seres humanos, ni de los derechos de los homosexuales, ni de los derechos de la mujer, ni de la libertad de expresión, ni de la división tripartita del Estado. Pero, en otro cierto modo distinto, están muy por encima. Porque en los Evangelios se condena al infierno eterno a los ricos y poderosos, esos mismos que se reunieron en París para firmar esa resolución y esos mismos que, desde el Palacio del Vaticano hicieron como que no se enteraban de nada.

    Saludos.

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  3. El tema de la “confesión” de la depresión no creo que pase de un detalle sin mayor importancia. Calculo que posiblemente la clave de todo esté en que entre los asistentes al ciclo debe de haber un buen puñado de gente que haya sufrido mucho o tenido grandes desgracias personales. Desde aquí comprendo que pueda resultar molesto tener a alguien delante que, aunque sea de forma inconsciente y sin malicia, aproveche una posición de “privilegio” como esta para algo referido exclusivamente a su persona. Lo que resulta curioso es que una persona que repudie tan fuertemente todo lo que tiene que ver con la vanidad caiga en alguna medida también en ella. Después de todo, y como dijo el mismo Castillo en la conferencia del día anterior, inevitablemente todos tenemos nuestras pequeñas o mayores vanidades.

    Creo que la conexión fundamental que puede existir entre los evangelios y la Declaración de los Derechos Humanos está en que, por lo menos, ambas son expresión de “humanidad”. Al fin y al cabo todas las religiones y todos los grandes pensadores de la historia han acabado diciendo en el fondo lo mismo. No creo que se pueda alcanzar ninguna talla moral ni intelectual si, por ejemplo, se predica que debes acabar con tu prójimo. Por el contrario las religiones tienden a buscar la unidad y los intelectuales fácilmente acaban por el mismo camino.

    Soy consciente de que lo que acabo de decir puede parecer muy ambiguo, pero creo que se puede considerar un punto fijo de partida. Desde aquí ya hay más margen para las divergencias. Un primer problema estaría en la exégesis de los Evangelios. A lo largo de la historia siempre se le han buscado mil y un sentidos e implicaciones a lo que está allí expuesto. A mi modo de ver una equivocación frecuente es la de hacer un recuento de los términos, cosa que Castillo ha hecho en varias ocasiones. Él mismo relató que para su concepto de la “comensalidad” había contado la cantidad veces a las que se aludía en el Evangelio. Pero no parece algo prudente (aunque haya sido una práctica habitual) valorar la importancia de las ideas por la cantidad de veces que son repetidas en una serie de textos. Precisamente “cuantificar”, en cuanto resumir algo en número, es uno de los problemas más graves y alienantes por los que han pasado y siguen pasando muchas sociedades.

    sigue..

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  4. (...continuación)

    En cuanto tu segundo punto, y si no me confundo, no creo que el juicio de Castillo y el tuyo sean muy distintos. El problema aquí sería saber si es antes el “huevo o la gallina” pero no creo que Castillo quisiese dar a entender (aunque quizás no lo diga de todo claro) que primero aparece la teología y luego se hace la justificación social. Resulta evidente que, por hacer una analogía con el marxismo, que primero aparecen los medios de producción y después las expresiones culturales. En este sentido es claro que las religiones son fruto de las circunstancias en las que han nacido y gracias a su naturaleza universal tienen la capacidad de expandirse. De la misma manera resulta incomprensible crear una teología nacida de la nada. Por ejemplo, la concepción agustiniana de Anselmo de Canterbury de deuda impagable con Dios nace claramente de las relaciones de vasallaje típicas de la Edad Media en los años en que San Anselmo vivió. Obviamente ha trasladado el sistema feudal al proyectar en Dios la misma relación que tenían los vasallos con el señor feudal.

    Me ha sorprendido bastante que digas que la actual declaración de los Derechos Humanos sea producto de unos intereses de clase. Sé que es inevitable que la mano de un creador sólo pueda hacer lo que su cabeza puede comprender (y que por supuesto es siempre parcial) pero, hasta lo que he visto, no parece que haya una evidente legitimación de un grupo definido.

    Es cierto que la actual declaración de los Derechos Humanos es uno de los papeles “más mojados” de la historia. Pero también es verdad que todo sistema necesita una legitimación. Es lo mismo que Castillo mencionaba el día anterior con las teologías hechas a medida para legitimar los saqueos y las invasiones. En este sentido es la última justificación que permite asumir cualquier tropelía con toda la tranquilidad del mundo. Por este camino las dictaduras del cono sur estaban legitimadas para hacer lo que les viniese en gana, allí estaba la Iglesia para darles el asentimiento necesario y tranquilizar las conciencias. Por esto creo que el texto es algo insuficiente pero necesario.

    En cuanto al tema de los homosexuales o de las mujeres habría que ir a la parte que mencionaba de la “Exégesis” ya que, como dices, no hay una alusión directa. Por ejemplo, podría interpretarse que Jesús al asumir a personas de toda condición les otorgaba a todos el mismo estatus y los mismos derechos. Es un tema largo e interesante.

    Muchas gracias por tu apoyo y saludos.

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  5. -Sobre el segundo punto. Lo que critico en la exposición de Castillo es que en ella se deduce una prioridad, no tanto causal o temporal, sino de importancia de las justificaciones ideológicas frente a los problemas reales. Pienso que ninguna institución crea y mantiene durante siglos un complejo aparato ideológico contra algo que no le suponga una amenaza. No sería correcto explicar el cuento de Caperucita diciendo que el lobo era muy bromista y le gustaba disfrazarse y luego casualmente se le abrió el apetito, sino diciendo que el lobo tenía hambre y era astuto y por eso se disfrazó.

    -Que los DD.HH. sean producto de unos intereses de clase no implica que sean malos: las catedrales son maravillas solo explicables como producto histórico de unos intereses de clase. Pero es evidente que los DD.HH. desde el s. XVIII tienen la función de legitimar el cambio de poder operado en Europa en favor de la burguesía y en perjuicio de la aristocracia y el clero.

    -Con respecto al tema del "papel mojado". Dices que todo sistema necesita su legitimación. Valorado globalmente, el sistema actual ha acarreado la destrucción progresiva y acelerada de todos los seres vivos del planeta y la condena de la gran mayoría de la Humanidad a la miseria y a la esclavitud. La triste paradoja es que ningún sistema de la Historia ha sido tan letal para los derechos humanos y no humanos como éste, cuya bandera de justificación ideológica son precisamente los DD.HH. Las bonitas palabras de los DD.HH. presidiendo ideológicamente nuestro gran campo de concentración planetario son como los bonitos desfiles nocturnos de antorchas en la Alemania nazi: son muy bonitos, sí...

    -Con respecto al estatus que el Jesús de los Evangelios concede a los distintos grupos sociales o individuos, yo creo que predomina la idea de la distinción de estatus. Por un lado Jesús parece priorizar en muchos conocidas supuestas palabras suyas a los pobres frente a los ricos, o a los niños frente a los adultos, lo cual hoy está relativamente bien visto. Pero no olvidemos que también se atribuyen a Jesús ideas racistas contra los no judíos -típicas por otra parte entre sus convecinos. Es célebre la frase en la que Jesús se niega en principio a curar a la hija de una sirofenicia, solo por el hecho de no ser judía y compara a los judíos con los hijos de Dios y a los demás con perros. (Mc. 7, 24-28) Los teólogos suelen intentar justificarlas de mil maneras a fin de hacerlas digeribles a la feligresía actual, en vez de ir por la vía recta y honesta de hacerles comprender que los Evangelios son un producto de un tiempo y unas influencias muy concretas y que nuestras concepciones de lo que es un derecho humano y demás aspectos éticos y sociales son de dos mil años después, no necesariamente mejores pero sí muy distintas.

    Perdón por enrollarme de nuevo y gracias por tu paciencia para leerme.
    Saludos.

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  6. Yo también pienso que primero nacen las circunstancias y luego vienen las justificaciones. He estado pensando un rato (y perdona si es que parece que mareo la perdiz) pero no veo que Castillo busque afirmar lo contrario. ¿Podrías citarme alguna parte concreta en la que se pueda ver esto para ver si consigo apreciarlo?

    En cuanto a que la declaración de los Derechos Humanos sirvan para legitimar los intereses burgueses…. Pues creo que también estoy igual. He estado mirando algunos artículos (luego procuraré mirar el resto) y no veo una clara alusión a esto. Es verdad que lo más habitual es encontrar ideología detrás del cualquier texto (aunque sea algo aparentemente inocente como un diccionario) pero en este caso todavía no me he apercibido de dónde está.

    En lo del “papel mojado” también estoy conforme. Desde luego las mayores barbaridades han sido realizadas invocando algún tipo de “idealismo”. En este sentido resulta inevitable que caminen juntos. Pero si se elimina todo referente… ¿cómo puede construirse algo a lo que se pueda aferrar todo el mundo? La equivocación supone un riesgo pero renunciar a la acción por temor al error podría ser todavía peor. ¿Crees que habría alguna otra posibilidad que no fuese establecer un marco común de referencia?

    Yo no diría que Jesús prioriza a los pobres o a los niños frente a otros grupos. Más bien diría que señala por dónde no va el camino. El camino no va por acaparar (reteniendo algo que para otros es necesario) ni olvidar el significado del asombro para un niño. E cuanto a esto, y sin ir más lejos, en el anterior artículo sobre el budismo zen también comenté que precisamente el concepto de iluminación del zen se basa en redescubrirse como un niño pero de forma madura (cosa que, por cierto, un niño no puede hacer en el mismo plano).

    En la cita que haces del Evangelio de Marcos no veo lo que tú dices. Si no me confundo el fragmento de (Mc 7, 24-28) es así: “24 Y partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido, 25 sino que, en seguida, habiendo oído hablar de él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies. 26 Esta mujer era pagana, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. 27 Él le decía: «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.» 28 Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños.»”

    Discúlpame tú a mí si te pido tantas referencias concretas, pero es que no veo un sitio definido para poder responder a tu comentario. Y, por supuesto, muy agradecido por todo lo que escribes que, desde luego, nunca es ningún “rollo”. Quizás tarde un poco en responder pero acabo “llegando”.

    Saludos

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  7. Hola Blues:
    Como siempre, encantada de responder a tus cuestiones.

    1.-Castillo no afirma -ni niega- explícitamente la prioridad o la importancia de la explicación teológica sobre los "intereses inconfesables". Pero, como he dicho, de su exposición se deduce que es así. ¿Por qué deduzco yo semejante cosa?
    -En 12:00 afirma que la razón está en que la Iglesia antepone el derecho divino al humano.
    -En 14:15 parece afirmar -creo que por segunda vez- que la causa está en la "ignorancia"
    -En 18:50 se pregunta el por qué y responde que la Teología de la Iglesia no admite la igualdad
    -En 20:30 afirma que las religiones del Libro no admiten la Igualdad.
    -Por fin, de 21:30 en adelante recapitula de nuevo tres factores que impiden a la Iglesia aceptar los DD.HH que son: a) No admitir su teología la igualdad -lo cual a su vez se debe a no saber distinguir entre desigualdad y diferencia; b) No admitir la moral católica la igualdad y c) Cita literal "Por último, un factor que es importante, que es el factor de los intereses -entre comillas lo digo- intereses inconfesables"
    Como se ve, se han mencionado a lo largo de la charla en cuatro ocasiones motivos teológicos sin ni tan siquiera insinuar los intereses. En la quinta mención se vuelve a recapitular y se mencionan dos factores teológicos y, por fin, como otro factor importante se habla de los intereses. Así pues:
    -Ímplicitamente se otorga al factor de los intereses un papel secundario pues solo es mencionado en una ocasión frente a la repetición del otro factor media docena de veces a lo largo de la charla.
    -Implícitamente se otorga al factor teológico un mayor peso, ya que las distintas motivaciones teológicas son enumeradas como factores distintos, pero los distintos intereses se agrupan como un único factor.
    -Explícitamente se considera a los intereses un factor más, pero no el origen, el motivo o la razón de los demás.
    Con un ejemplo quizá se vea más claro. Si alguien pregunta ¿por qué se enferma de gripe? No se puede contestar: hay varios factores: la fiebre, la mucosidad, el dolor de articulaciones, y la presencia de virus en el organismo. Lo único que responde a la pregunta es el último factor, pues es realmente la causa de los demás, no está situado en un mismo nivel que los demás.

    2.-Sobre los DD.HH. como legitimación ideológica de la sociedad burguesa.
    ¿Aceptaría la sociedad esclavista de la antigua Roma los DD.HH? Ciertamente, no. ¿Y la feudal? Tampoco. La sociedad que acepta los DD.HH. es la burguesa, nacida a finales del s. XVIII, porque son DD.HH. hechos a la medida de sus necesidades: la libertad política e ideológica del individuo, la abolición de los privilegios hereditarios, etc. son necesarias para una sociedad basada en el libre mercado y el sistema parlamentario. En una sociedad comunista los DD.HH. serían insuficientes, como el propio Marx se encargó de recalcar, dado que los derechos teóricos son papel mojado si no hay derechos prácticos para hacerlos valer. Por ejemplo: de nada le vale a un joven congoleño analfabeto y famélico tener derecho a publicar libremente su opinión en un periódico. Puedes consultar el artículo de Wikipedia sobre DD.HH. y, en especial, el apartado "Tesis realistas".

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  8. (sigue...)

    3- Alternativas de marco común de referencia a los DD.HH.
    El problema no creo que sea encontrar un marco de referencia distinto para lograr que sea aceptado y cumplido por todos. Si queremos evitar que el lobo siga comiendo ovejas la solución no está en poner un cartel en el que se lea "Prohibido comer ovejas", ni tampoco en poner uno que diga "Prohibido el paso a lobos." Podemos andar discutiendo entre decenas de mensajes efectistas y maravillosos... Sin embargo la solución seguramente no pasa por poner carteles de ningún tipo. Pensar que escribir una norma en un libro magníficamente encuadernado y lleno de firmas es lo mismo que garantizar su cumplimiento es un pensamiento infantil. Las leyes no se cumplen si están en un libro, se cumplen si hay una fuerza coactiva que logre imponerlas.

    4- Prioridad de los niños, pobres, etc. para Jesús.
    Tú puedes interpretar o sacar la enseñanza personal que acabas de decir y otro puede sacar otra. En buena medida ese es el valor de los grandes textos, sean sagrados o no: seguir dando motivos de reflexión a generaciones e individuos tan distintos entre sí . Pero lo que queríamos es dilucidar si los Evangelios niegan de hecho la entrada en el Reino a los que no se hacen como niños, a los ricos y a muchos otros. Negar la entrada al Reino implica, en Teología Cristiana, enviar al fuego eterno. ¿Qué pensaríamos de unos DD.HH. que condenasen a muerte a los ricos o a los que no son como niños?

    5- Sobre el pasaje de Marcos.
    Jesús se niega a curar a una pagana y lo justifica con un ejemplo: ¿quién le quitaría el pan a sus hijos para echárselo a los perritos? Esto lo dice porque los judíos de su tiempo llamaban perros a los paganos y los consideraban inferiores. En suma, Jesús consideraba que sus milagros no merecía la pena gastarlos en paganos. Pero la ingeniosa frase de respuesta de la mujer parece que le cae en gracia y hace una excepción. Te remito a un post de Antonio Piñero sobre este pasaje:
    http://blogs.periodistadigital.com/antoniopinero.php/2009/07/11/-la-mujer-sirofenicia-teologia-basica-de

    Espero haberme explicado bien. Estos días ando algo espesa...
    Saludos y gracias por tu interés.

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