Las críticas a la religión que provienen de contemplar las deformaciones del fenómeno religioso

Cuando veo que alguno de los muchos denostadores de todo lo que tiene que ver con la religión empieza a sacar argumentos que confirmen su percepción de lo vano de todo lo religioso suele resultar que lo que realmente atacan no es el fenómeno religioso estricto, son las deformaciones de la religión. Este aparato de razonamientos no suele ser otra cosa que una justificación para lo que se elude confesar, y esto es la carencia de inquietud en este campo.
Ciertamente lo religioso se ha visto unido a lo largo de la historia a fenómenos que desde luego no tienen nada que ver con su verdadero objetivo y dimensión pero que una persona esté enferma no quiere decir que haya que matarla, por el contrario habrá que pensar en un camino para recupere la salud. Igualmente la depuración del fenómeno religioso o su exégesis se hace imprescindible para poder afrontarlo. Reducir lo religioso a simples supersticiones o a etapas primitivas de un supuesto proceso evolutivo humano acaba teniendo las mismas proporciones que decir que la historia del ser humano es un absurdo pues religión y humanidad han estado y siguen estando indisolublemente asociadas a lo largo de todas sus épocas.
Naturalmente que una persona llegue a tener fe, llegue a creer o no en lo que se refleja en lo religioso es una opción personal y, por consiguiente, algo respetable. Lo que ya no resulta admisible es una simple negación amparándose en las enfermedades del paciente. Se puede usar la mitología para hacer una comparación que sirva para ilustrar este aspecto. Es posible no creer que realmente existan los dioses que aparecen representados en la mitología, pero sólo puede ser fruto de la ignorancia manifestar que la mitología no es más que un cúmulo de tonterías y supersticiones sin fundamento. El mito es un lenguaje en el que la antropofanía se materializa mediante un lenguaje impregnado de lo simbólico y que constituye en sí mismo su propio mundo. Como también el hombre aparece allí reflejado es susceptible de ser visto desde otras disciplinas que también estudien al ser humano. ¿Acaso puede ser una coincidencia los paralelismos entre la descripción mitológica del complejo de Edipo y el estudio que se hace del mismo fenómeno desde el ámbito psicoanalítico?. Evidentemente no es ninguna casualidad esta conexión. Simplemente el mismo universal que ha estado a lo largo de toda la existencia del ser humano es contemplado desde dos lugares distintos.

Nota: La imagen representa a la Esfinge interrogando a Edipo.

4 comentarios:

  1. Resulta muy difícil ofrecer argumentos en favor de la religión. No se cree o se deja de creer mediante silogismos.
    Tienes razón en que en cualquier discusión sobre el tema, los no creyentes esgrimen argumentos tales como el papel de control social que han ejercido en muchas ocasiones las religiones, pero es que eso también lo hace la ciencia o el arte, y no por ello son denostados en la misma medida.
    Kant o Wittgenstein han dejado claro que hay asuntos en los que la razón -o el lenguaje- no tienen nada que decir, pues quedan por definición fuera de su ámbito. Por eso el mito, entendido como lo opuesto al logos, o como forma oblicua de usar el lenguaje, sigue siendo necesario. Sólo el mito nos ayuda a entender por qué hemos nacido o por qué hemos de morir, o por qué el mal triunfa sobre el bien, o por qué las cosas existen en lugar de no existir.
    Un saludo.

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  2. Lo que hay en el mito es de tanto valor que no resulta prescindible simplemente porque no es fácilmente asimilable desde una perspectiva materialista.

    Frecuentemente las personas tenemos la manía de pensar que la "realidad" es sólo como nosotros la percibimos. El verdadero motivo es que sentimos la vida de una forma y luego sólo buscamos justificar esa percepción. Poco se hace desde otros lugares.

    Saludos.

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  3. Mas que de acuerdo con su comentario,yo añadiria que no solo frecuentemente sino casi siempre tendemos a pensar que "la realidad" es la nuestra.Saludos

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  4. Igual es que no hay otra forma de vivir, o es que siempre caemos en los mismos vicios.

    Saludos

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